El año nuevo suele ser sinónimo de proyectos nuevos, de buenos deseos y de ánimo de enmienda. Casi todos nos prometemos objetivos para el 2019, aún a sabiendas que no los llegaremos nunca a ver realizados. En el plano deportivo pasa igual: las aficiones esperan que sus escuadras mejoren, que les den alegrías o, al menos, que no les causen muchos sinsabores.

Mientras en Can Barça asistimos con perplejidad a una búsqueda vertiginosa de un delantero centro para reforzar al Barcelona tras la salida de Munir dirección Sevilla; los diarios deportivos y las redes sociales bullen frenéticas con nombres, edades y condiciones de los candidatos que van apareciendo y los culés contemplan extrañados la situación. Uno, debido sin duda a la falta de capacidades mentales, no puede más que preguntarse cómo hemos podido llegar a ésta situación.

Se supone que una de los pilares de la Entidad son los de la Dirección Deportiva, departamento configurado para dotar de elementos humanos a la plantilla, para rastrear el mercado y ofrecer informes sobre posibles incorporaciones (con sus pros y sus contras) y sopesar salidas previsibles de jugadores (por edad, finalización de contratos o disfrutar de pocos minutos de juego con su lógico desencanto); obviamente su labor es fundamental para la planificación de la temporada actual y las siguientes. Hasta aquí sería la parte teórica, ahora comentaremos la parte real.

En la plantilla  ocurre que teníamos un delantero que llegó del Valencia para reforzar al equipo, dando minutos de descanso al teórico titular y que acabamos cediendo a un equipo alemán porque jugaba demasiado poco(allí se destapó a meter goles baratitos y los alemanes se lo quedaron encantados). El valenciano no llenaba el ojo de Valverde y se optó por repescar a un ariete formado en la casa que destacaba en otro equipo más modesto, el Alavés, y que acabamos vendiendo a precio de saldo al Sevilla antes de que se marchase gratis en verano porque tampoco gozaba de minutos. Este embrollo no es el guión de una teleserie de enredos ni tampoco obedece a un programa de tele-basura que abunda en la parrilla televisiva, no. Se trata de un resumen de lo ocurrido el último año y medio en el FC Barcelona. Mientras tanto, el delantero titular cumplirá 32 años dentro de unos pocos días.

En esta situación escuchamos al Sr. Bartomeu decir: “Queremos un delantero de presente y de futuro”, hermosas palabras, sin duda. Pero mi cabeza, la muy puñetera, me hace preguntarme de nuevo: ¿Son reales estos deseos presidenciales?. Parece complicado cumplir esta premisa en el mercado invernal y todavía parece más difícil satisfacer el gusto del entrenador. Otra: ¿Dispone la Entidad del dinero suficiente para afrontar un fichaje de futuro en una posición tan cotizada como la de delantero centro?. Las diferentes declaraciones de varios miembros de su Junta Directiva parecen indicar todo lo contrario. Y otra duda más: ¿Han consultado las preferencias de Valverde sobre el tema?. Sería lo aconsejable dadas las declaraciones del mismo Sr. Bartomeu en el mismo acto donde aseguraba: “Valverde será nuestro entrenador la próxima temporada”. Pudiera ser que firmasen a un jugador contrastado pero joven, con presente y futuro…pero que no le gustase al Txingurri y lo mandase a la grada en casi todos los partidos a hacer compañía a Malcom (otro prometedor fichaje de futuro huérfano de la confianza del técnico vasco).

Siempre habrá aficionados que manifiesten su rechazo a nuevos fichajes con la loable intención de otorgar más minutos y oportunidades a los canteranos; “los nuevos fichajes cierran el paso a la cantera” se repite a menudo. Yo, por el contrario, creo que a la cantera le cierra el paso un entrenador que confía en doce jugadores de campo y un portero para aguantar toda la temporada y no apuesta por los jóvenes ni por equivocación. Es una estrategia tan válida como cualquier otra y tienes contentas a las “vacas sagradas” del vestuario, pero… ¿qué ocurrirá cuando llegue el bajón físico en jugadores de más de treinta años exigidos durante meses sin apenas descansos? ¿Tienes una segunda unidad preparada, con ritmo competitivo, con auto-confianza para ayudar en las situaciones complicadas?, ¿Tendrá Denís Suárez, Rafinha, Semedo o Aleñá el nivel competitivo y mental que exige ésa situación? ¿Lo tendrán los canteranos ignorados durante meses? Y si la respuesta es NO, siempre nos quedará Messi.

Ramiro Ruibal

Colaborador

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